El grisú de Pola de Gordón estaba ayer para recordarnos de donde venimos. Descansen en paz las victimas. Tengan nuestro consuelo las familias. Hagamos votos por ser dignos de sus esfuerzos para encontrar un mejor futuro para ellos y para sus hijos. Para eso se hicieron las Universidades Laborales. Para eso se levantó la torre de la Universidad Laboral de Gijón señalando un lugar donde se formarían los hijos de los trabajadores, con una forma de enseñar y de aprender comprometida con el desarrollo, integradora, innovadora, abierta a las corrientes europeas de la época, muy de la tradición pedagógica de los obreros asturianos.

Eso que parece haberse esfumado dejando como único resto un recurso turístico para el Principado de Asturias.

Dediquemos un minuto de silencio a las ideas que animaron aquellos que hace más de sesenta años buscaron un futuro mejor para sus hijos. Comprobemos que cada día hay que pagar un tributo para avanzar. Que muchos de los mejores van quedando por el camino. Que debemos llevar con dignidad nuestra condición de Antiguos Alumnos de la Universidad Laboral de Gijón, pionera de las 23 UU.LL. donde más de medio millón de hijos e hijas de trabajadores recibieron una formación excepcional  y gratuita, solo porque el esfuerzo y la determinación de sus padres así lo quisieron.

Los que cayeron ayer en Pola de Gordón estaban hechos de esa pasta. Descansen en paz.

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